
"Para tomar fotos de la guerra, como corresponsal y enmarcado en la fotografía documental, hay que tener un poco de morbo. De sensibilidad y de insensibilidad para poder estar allí frente a la muerte y atreverse a tomarle una foto e inclusive a esperar que baje el sol para mejorar la estética de la imagen. Nuestros hospitales están en guerra permanente, y la descubro en pequeños soldaditos que yacen en formación en la morgue, acostados en una camilla oxidada, después de haber perdido su batalla vital contra la prematurez, la malformación o la hipoxia perinatal severa. Inmóviles posan dignamente y en silencio, hasta que logro la iluminación y el encuadre adecuado."
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